lunes, 5 de octubre de 2009

EDITORIAL 1

hace unos días vivimos una desgracia que se asemeja a muchas otras. Nos referimos a un acontecimiento grotezco que llena de desconcierto a la sociedad. Es nada más que el asesinato propiciado por una joven de ..... a su propio padre. La misma que ahora es enjuiciada, intentó encubrir lo que hizo pero teminó confesando.
A muchos sorpendió la tranquilidad con la cual aceptó la culpa y su posterior arrepentimiento parecía fingido.
Ahora bien, todos nos senitmos en la posición de condenar. Nuestros labios pueden emitir las acusaciones más fuertes. Dejemos en claro que con esto no quiero llegar a justificar el hecho, simplemente quiero recalcar que las razones son tan desconocidas para nosotros que somos simples espectadores recibiendo información que puede o no ser incompleta.
Debemos entonces intentar no juzgar apresuradamente y llegar al meollo del asunto, desengranar el porqué de los hechos, no para poder sentirnos libres de condenar, si no para poder buscar el modo de disminuir este tipo de actos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario